Gracias Janet Sanz & Company la política de movilidad que está siendo promovida por el ayuntamiento de Barcelona está provocando, tanto de forma directa como indirecta, juntamente con la pandemia, un cambio en la movilidad urbana que no tiene su correspondiente respuesta por parte de la administración.
Así mismo, evidencia
de forma contundente el absoluto rechazo al transporte privado en coche eléctrico,
con declaraciones espeluznantes y hechos consumados de nuestros queridos
responsables. Que los comunes hagan esto se llega a entender, pero no el
silencio cómplice de un PSC que parece que no está, pero está en el gobierno
municipal.
La manga
ancha con la nueva movilidad del consistorio barcelonés da a entender de forma
soterrada su apuesta por el patinete eléctrico y la bicicleta eléctrica. La
apuesta por el transporte público es nula, especialmente en tiempos de pandemia,
no se han aumentado el número de vehículos en horas punta, ni reducción en el tiempo de paso tanto en bus como en metro y
tranvía.
Barcelona
está creando a pasos agigantados carriles bici/patinete con su señalización
horizontal y vertical. Este crecimiento en carriles segregados a costa del
vehículo privado a motor de explosión y eléctrico…, la falta de normativa y el bajísimo
coste está lanzando a los ciudadanos de Barcelona a esta nueva movilidad.
“Ja n’hi ha
prou” de concesiones para la consecución de objetivos en la movilidad
barcelonesa, esto “és campi qui pugui”, pido desde estas humildes líneas para
estos vehículos privados:
1.- Carnet de
Conducir
2.- Seguro de
Responsabilidad Civil
3.- Impuesto de
circulación
4.- Impuesto de
matriculación
5.- Impuesto de residuos
6.- I.T.V.
Somos todos
iguales no?
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