Cuando los gobiernos no gobiernan como deberían, la
responsabilidad recae siempre en los ciudadanos, así nos ocurre con multitud de
temas de nuestra sociedad como el reciclaje, la contaminación, el tráfico y por supuesto no se
escapa la pandemia.
Es muy fácil echar la culpa a los ciudadanos, nos dicen que
nos hemos portado mal, que no hemos hecho caso de las recomendaciones, que
somos inconscientes… No lo dudo que siempre habrá quien infrinja las normas, pero
la mayoría de ciudadanos hemos respetado todas las restricciones que nos han
impuesto. Sin embargo, como todo en el mundo de la comunicación, vende más lo
malo que lo bueno, y en consecuencia en los programas de noticias aparecen las
detenciones y multas en fiestas multitudinarias, ciudadanos que circulan a
horas de toque de queda, viajes innecesarios… pero señores esa no es la
noticia, la noticia es que millones y millones de personas, el 99% de la
población si lo hemos hecho bien y aún nos así noS siguen culpando gracias a ese
1% que no lo hace…y la pésima noticia que no se ha dado es la inversión en
sanidad, no la habido, no la hay, no lo habrá…, la vaca no da más leche por
mucho que tiremos de la ubre y eso, en eso precisamente es en lo que han de invertir en mejorar la comunicación, es lo que nos han de explicar y hacer entender, pero para ello deberán suprimir gastos innecesarios, que los hay y muchos, predicar con el ejemplo y ser claros que no hay suficiente con distancia, manos, mascarilla, hace falta mucho más
El estado y sus instituciones no cumplen tan escrupulosamente
como lo hacemos los ciudadanos, si el 99% de los políticos cumpliera con su
cometido, de velar por la seguridad pública no se escucharían noticas como que
Catalunya gasta millones en lanzar satélites, millones en asesores, como que el
ayuntamiento no facilita los desplazamientos o sube impuestos en plena pandemia
y finalmente ver el espectáculo del congreso de los diputados con un PP y un
VOX desbocados por derrocar a un gobierno y unas comunidades autónomas que más
parecen un reino de taifas, y aun así la gran mayoría seguiremos a pies
juntillas lo que nos digan nuestros gobernantes. Pero todo tiene un límite, hay
un momento en el que por mucho que exprimamos la naranja no saldrá zumo y nos
agujerearemos la mano…