Siguen pasando los días y las noticias de la desescalada son
favorables en todos los niveles, abren los centros comerciales, podemos entrar
en los restaurantes, el transporte público está prácticamente al 100%, bajan
contagios, número de muertos… el retorno a “la nueva normalidad” la tenemos a
tocar.
La descentralización y por ende los gobiernos autonómicos
recuperan sus competencias, para todos los sectores económicos tenemos
soluciones, guantes, distancias, gel, mascarilla, con tal de volver a lo que había.
Muchas críticas han habido por la “recentralización” que ha conllevado el
estado de alarma. Después de 3 meses es el momento de los gobiernos autonómicos
y una pata descentralizada en este país es la educación, y ¡Oh la la la!, no
hay ningún plan efectivo para el futuro de nuestro país, y la pregunta que me
surge es… ¿Cómo es posible que a día de
hoy, después de 3 meses…, no hay un plan claro de retorno a las aulas?, y lo
peor, ¿cómo es que nadie dice nada?
El miedo a la toma de decisiones atenaza a los 17 gobiernos
autonómicos, nadie quiere asumir la responsabilidad de un posible error. Pienso
que ha habido tiempo de debatir, compartir, hablar a todos los niveles y tener
un plan de acción. De entre las muchas barbaridades que voy escuchando la peor
que me ha llegado a los oídos es que la decisión de cómo y cuándo abrir las
aulas recaiga en los directores de los centros sin unos parámetros y sin más
soluciones.
La escuela no sólo es educación, también es la socialización
de los más pequeños y dado nuestra forma de vivir se ha convertido también en la
conciliación de las familias. En resumen la escuela es educación, socialización
y conciliación.
Por ahora ninguna de estas 3 patas parece que vaya cumplir