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viernes, 25 de marzo de 2016

JESÚS, EL HIJO DEL HOMBRE

La Semana Santa como festividad cristina, es de largo mucho más sentida que la Navidad. Procesiones, Vía Crucis, representaciones teatrales…, como de costumbre, el hombre es pródigo en regocijarse y mitificar lo más duro de esta vida, y bien cierto que es, sacamos lo mejor de nosotros en los peores momentos, en los más duros; lo que es un error en nuestro funcionamiento. No sacar lo mejor de nosotros en los peores momentos sería lo más inhumano, para ser mejores deberíamos de sacar lo mejor de nosotros en lo peor, en lo mejor, en lo habitual, en lo cotidiano que nos ofrece nuestra singladura en la corteza de este globo que gira alrededor de una estrella en una perdida galaxia.
Parece increíble que aún encontremos a gente que mate por sus creencias religiosas de la confesión que fuere, sin embargo ahí están, pero aún me parece más increíble que crean que Dios se hizo hombre y vino a morir para salvarnos…, extraño galimatías.
Lo cierto es que analizada brevemente la vida de Jesús da la impresión que María se casó de penalti y no quedó en cinta por el espíritu santo. Que a cierta edad, en especial a partir de los 30 años, sus enseñanzas habían calado en sus seguidores y se convirtió en un problema para los líderes religiosos del momento. La solución fácil matarlo de la forma más cruel para que su mensaje no calara entre el pueblo. Jesús fue un gran hombre que marcó  buena parte de la historia de la humanidad, de sus enseñanzas aún debemos de aprender,
Diferente son las diversas formas religiosas cristianas, anglicanos, coptos, luteranos, ortodoxos, católicos, judíos…,y con el corpus construido por los teólogos de cada una de ellas con sus normas, ritos, leyes, tradiciones marcan una creencia en su palabra, no en la de un hombre inocente que murió de forma cruel por un mundo más humano.

Andémonos pues con cuidado de las enseñanzas de nuestros religiosos, quieren súbditos que creen su verdad, o son más que los mismos que mataron a Jesús en Jerusalén hace 2016 años. Son los mismos que dedican un día al nacimiento del Sol, y otra a la luna (llena), Jueves Santo. Tú estás dispuesto/a?

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