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jueves, 5 de marzo de 2015
A TODO VAPOR
No soy hijo de
ferroviario, pero mi pasión por todo aquello relacionado con los caminos de
hierro me atrapa y por lo visto no soy el único al que le fascina este mundo
que rodea al tren. En 2015 se celebran 40 años de la tracción a vapor, es
probable que poco hayan reparado en ello. Una etapa cerrada en 1975 a la que RENFE dio
por finalizada la tracción a vapor en España. Sin embargo el vapor se resiste a
morir. Hasta mediados de los años
50 el protagonismo del fuego, el carbón y el vapor impregnaba el panorama del
ferrocarril, lentamente fue desapareciendo. Unas 5 generaciones fueron las que
vivieron este modelo. La desaparición del vapor en el ferrocarril conllevó
evidentemente una mejora, pero como toda mejora algo se perdió con ella. En el
caso del ferrocarril a vapor pienso que perdemos parte de nuestra historia más
reciente y por ello el éxito de cualquier empresa con una locomotora de vapor
está prácticamente asegurada. Los intangibles de la
locomotora de vapor son muchos y variados, en primer lugar la velocidad, que
permite disfrutar del viaje y el paisaje. Por supuesto no podemos olvidar su
característico silbato, esas pitadas al llegar a una apeadero o estación, silbatos de día y de noche o en el silencio del bosque
estremecen. Y qué me tienen que decir del respirar de una máquina de vapor, tal
como si de un ritmo de batería se tratara, las bielas una hacia adelante ,la
otra hacia atrás, una arriba, la otra abajo y chas-chas-chas… y el olor? a
vapor, a carbón quemado, y del inconfundible traqueteo…y por supuesto el humo saliendo.
Estos los elementos que han calado hondo en todos los amantes del ferrocarril
que siempre añoramos encontrarnos con una máquina de vapor para subirnos,
fotografiarla, escuchar su respirar.
A día de hoy, en los
múltiples trenes de modelismo tripulado como
por ejemplo, el tren de Palau, el tren del Parc de l'Oreneta, Can mercader en Cornellà,
Sabadell encontramos réplicas en miniatura de las máquinas de vapor, el principio
es el mismo, aprovechar la fuerza del vapor para mover las bielas y producir el
movimiento. El éxito de estos trenes es innegable y las asociaciones que los
operan los festivos con dedicación, nos ayudan a recordar cómo nació el tren.
Sin embargo, me produce cierta envidia que Barcelona no tenga una atracción
como tienen en Madrid o en Azpeitia, donde semanalmente tienes tren a todo
vapor en temporada alta. Barcelona y Cataluña
tiene patrimonio ferroviario de sobras para un museo con máquinas de vapor
funcionando. A día de hoy y que tenga constancia, la Berga 31 no funciona, la
Olot 22 tampoco, en el tren del Llacs tampoco hay vapor… Creo que es un lujo
que no nos podemos permitir dejar pasar. Barcelona mantuvo el Tranvia Blau y
hoy es un polo turístico más de l ciudad. Y no quiero ni hablar del metro de
Barcelona donde desaparecidos andan el 300, el 100, el 1000, suma y sigue con
el ferrocarril y …sólo muy de vez en cuando si podemos disfrutar de la Granota
o los Brill de FGC-Vallès…lamentable. Un museo vivo del ferrocarril es lo que
demandamos muchos aficionados al ferrocarril y no cementerios de máquinas de
tren como la Pobla de Lillet, o en su día Castellar de N'Hug o Vilanova. Un
museo a todo vapor.
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