La Pandemia ha dejado a Barcelona sin su principal fuente económica, el turismo. Sin los millones de turistas y pudiendo apreciar la magnitud de lo que está sucediendo en nuestra sociedad, la pandemia ha sacado a la luz la falta de civismo de unas minorías que conviven en nuestra ciudad y a las que en los últimos años se les ha ido concediendo terreno y más terreno, hasta el punto que se está volviendo tóxico, e invadiendo y recortando cada vez más los derechos y el bolsillo de la mayoría.
La utopía de
una mejor sociedad a la que nos quiere llevar esta minoría está convirtiendo
Barcelona en una sociedad distópica que nos deja imágenes sacadas de las peores
películas apocalípticas de la mejor ciencia ficción.
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La
guerra contra el coche por parte de la alcaldesa y su manga ancha con las
andróminas (entiéndase los vehículos de movilidad personal…), ha provocado ya
un recorte de las libertades del peatón. No he visto ni un policía parando a
estos “conductores”. Cada vez más podemos encontrar imágenes en calles
peatonales en las que el caminante debe de mirar a izquierda, derecha, delante
y detrás ante cualquier cambio de dirección que quiera hacer, pues con total
impunidad y a velocidades superiores a los 3 / 4.5 Km/h (velocidad de peatón) aparecen
los VMP haciendo “eses” adelantado a los sufridos peatones, vaya con las motos
a los coches en los atascos.
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Si
ya los había antes de la pandemia, ahora con los bares cerrados utilizan el
mobiliario público para sus fiestas. Son incapaces de dejar los residuos en la
papelera, ya lo limpiará la brigada de la alcaldesa. Sabéis que os digo, que yo
los dejaba como monumento a la mala educación cívica o como muestra de poco respeto
a tu vecino. Aparte del coste económico que genera a todos los barceloneses,
pues alguien recoge y limpia.
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aumento de la violencia en las manifestaciones de la últimas dos semanas en
Barcelona está llevando a un recorte en la movilidad de la ciudad y a tomar
decisiones tan absurdas como las que viví ayer 6 de Marzo de 2021 por parte de
la policía y de los políticos que dirigen esta ciudad. Una manifestación de 750
personas ha provocado que no pudiera volver a mi casa a las 19:00h. En tiempo de
pandemia evito coger el metro por lo que fui a buscar el 47 para volver a casa
en Vía layetana, y me encontré que la línea no tenía servicio, decidí ir a
buscar el 19 Trafalgar tampoco pasaba ningún Bus, llegué al Paseo de San Juan y
tampoco. Subí hasta la plaza Tetuán, dos amables empleados nos comunican que la
estación de metro estaba cerrada, llegamos a Sagrada Familia y después unos
minutos en el andén desde megafonía nos comunican que la L5 parada, finalmente un
taxi, llegando a casa a las 20:40h
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La
alcadesa Colau sólo permite que los ricos vayan en coche en sus desplazamientos
por Barcelona, pues ellos si pueden pagar el aparcamiento en zona verde, azul,
amarilla, roja, y en cualquier caso un parking. El rico no deja de ir en coche
allá donde va, se lo puede permitir.
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Se
decide la Retirada de los contendores para evitar su quema por parte de los
manifestantes vándalos. Esta decisión obliga a los vecinos a dejar las basuras
en el suelo con el consiguiente peligro y sobrecoste, no es lo mismo cargar un
contenedor que bolsa a bolsa
Si nos
situamos a principios del siglo XX es indiscutible que nuestra sociedad ha
prosperado, ha avanzado y conseguido grandes cotas de calidad de vida. Sin
embargo situados en el inicio de esta segunda década del siglo XXI corremos el
riesgo de perder lo que hemos ganado
Ciertamente
aquí no hay una ETA que mate, pero hay un colectivo que está decidido a
destruir la convivencia para conseguir sus objetivos. Lemas en forma de
pintadas callejeras invaden las paredes como : “els carrers seràn sempre
nostres” , “si no tens por ells no ténen el poder” , “tombem el règim del 78”, “
fins que caiguin”, han perdido el respeto a la autoridad y a sus vecinos.