Me hace gracia en general
el abuso del lenguaje y del juego que hacen de él en especial nuestros políticos.
Si señores, hablar es algo que sólo hacemos los humanos y lo que debería ser
una herramienta de comunicación se convierte en una herramienta al servicio de
quien la utiliza en pos de su interés. Cada vez tengo más la sensación que
los que mejor saben engañar a través de las palabras se llevan el gato al agua,
por suerte algunos ya nos hemos dado cuenta de este tipo de personajes que
engañan y cada vez somos más. Dame hechos y no palabras.
Aun así, jugar con el
lenguaje y abusar de ciertas palabras, se ha convertido en una de las mejores
armas para, desde las altas instancias
de nuestra sociedad, bombardearnos con cierto tipo de mensajes interesados en
los que el término a inocular en las conciencias de los ciudadanos se hace
cansino y repetitivo.
Esta estrategia repetitiva
y cansina está bien implementada en amplios sectores, publicidad, política,
información… Hoy me voy a centrar en el término Reciclar.
A estas alturas nadie
discute que es absolutamente necesario reciclar en una sociedad que debe
desacostumbrarse a tirar a la basura todo aquello que ya no le sirve. Tampoco
nadie puede discutir que estamos bien machacados en que debemos reciclar por
muy buenos motivos, contaminación, medio ambiente, respeto… Hoy ya tenemos en
nuestras calles contenedores de 5 colores, gris, marrón, amarillo, azul y verde.
Creo que pronto deberán añadir nuevos colores para los productos de
electrónica, podría ser el rojo…
Así pues el pueblo, bien
concienciado deja lo que ya no le sirve en los contendores y con la obligación
moral de hacerlo en bien de nuestros hijos y del planeta y de los recursos… No
podemos olvidar que todo aquello que tiramos, cartones, plásticos, vidrios…lo hemos pagado anteriormente.
Tenía yo 10 años, y a
inicios de la década de 1980, ya se reciclaba el papel de periódico, los cartones,
las botellas de cava y el hierro entre otro tipo de materiales. Por aquel
entonces no los tiraba al conteiner los llevaba al trapero y me daban unos
duros cada vez que llevaba un poco de bulto.
Reciclar no es ni moderno,
ni ecológico, ni nuevo. Reciclar es simplemente no malbarata recursos. La gran diferencia es que ahora
nos obligan a reciclar sin contrapartida económica, nos obligan a reciclar por imperativo de conciencia, y aún más, no sacamos ni unos céntimos. Pero el atropello no queda ahí, también perdemos lo que
hemos pagado por la caja, el plástico o el vidrio del producto que sea. Por no hablar del impuesto que pagamos religiosamante en concepto de recogida de basuras todos los ciudadanos...
Burros y apaleados