Es evidente que sobre el planeta en el que vivimos recae una parte
importante del destino y forma de nuestras vidas. Sin embargo el sol y la Luna, lo queramos
o no, rigen nuestra vida y destino en nuestro caminar sobre La Tierra. Breves
pinceladas son las mareas provocadas por nuestras Luna, pasando por las tormentas solares del Sol que llegan a
afectar a nuestra red eléctrica o simplemente quemaduras solares producidas por
una sobreexposición al astro rey…
Es sabido que estos dos astros también han penetrado en nuestra tradición y
su poderosa influencia se extiende a lo largo y ancho de la cultura humana. Los
ritos de la noche de San Juan, la noche más corta, o la Navidad, el renacer del
sol después de las 3 noches más largas, las famosas noches de luna en los
Hospitales, son tan solo de nuevo, 3 ejemplos del grado de influencia de
estos cuerpos celestes.
Nuestra sociedad occidental liberada
de una parte ya del poder eclesiástico que dominaba el modo de vida de ésta
civilización, está actualmente inmersa
en sus propias problemáticas y necesidades. Este hecho juntamente con el extraordinario
grado de conocimiento que estamos adquiriendo del universo que nos rodea más allá
de nuestra atmosfera, nos ha revelado una leyes físicas y químicas que son
combinadas las que rigen el caótico universo.
Nuestros ancestros lejos de nuestras posibilidades científicas, todo y que descubrieron
ciertos patrones del mecanismo celestial, la gran ignorancia de los diversos
fenómenos los sumergió en la religiosidad sobrenatural de los fenómenos
relativos a estos astros. La cultura religiosa, y sus élites envolvieron y
revistieron de poderes sobrenaturales a los astros, entre ellos a nuestro Sol.
Y es muy comprensible dado que el ser humano busca encontrar siempre una explicación
a los fenómenos, y para cuando no la había se hablaba de "fuerzas, entes,
seres, entidades, deidades sobrenaturales", es decir, que está fuera de
nuestra comprensión.
Hoy en día, el imparable avance tecnológico desde el siglo XVII (no hace tanto…) hablamos de que no hay evidencias científicas y dado que el conocimiento adquirido está en relación directa con la mejora de la tecnología, es lógico pensar que a medida que nuestra ciencia avance podremos dar todavía más explicaciones de aquellos fenómenos que no conocemos su mecanismo. Esto es así porque todavía nuestra ciencia no ha alcanzado el grado tecnológico para ello.
Hoy en día, el imparable avance tecnológico desde el siglo XVII (no hace tanto…) hablamos de que no hay evidencias científicas y dado que el conocimiento adquirido está en relación directa con la mejora de la tecnología, es lógico pensar que a medida que nuestra ciencia avance podremos dar todavía más explicaciones de aquellos fenómenos que no conocemos su mecanismo. Esto es así porque todavía nuestra ciencia no ha alcanzado el grado tecnológico para ello.
Así pues estamos cada día dando un paso más hacia el alejamiento
de estas influencias, dando la espalda hacia las creencias que desde tiempos más remotos
donde la historia da paso a la prehistoria, ha influido decisivamente en nuestra tradición cultural.
Los Mayas, los Incas, las diversas sociedades Mesopotámicas entre muchas
otras, se sentían cautivas de la influencia de estos astros. Un breve estudio
de estas antiguas culturas nos revela este
hecho "tan humano". Se erigieron templos para adorarlos y así con el
tiempo apareció la idea de un Dios todopoderoso que todo lo gobernaba. pero que
todavía a día de hoy nadie lo ha podido ver ni fotografiar. Sin embargo nuestra
imaginación si nos ha permitido imaginarlo y pintarlo.
Llegado aquí hemos de admitir que para que nuestra mente pueda producir,
debe necesariamente de alimentarse y mezclar ideas para producir nuevas, y así
es.
Y es ahí, cuando esta tarde, delante
del televisor, y viendo un gran documental, he atinado de donde sale la única imagen
clara que tiene la humanidad de Dios y que sólo aparece en la Umbra de un
eclipse total de Sol.
Sólo cada
dos años tiene lugar este suceso astronómico y solamente es una tenue mancha de
Umbra que avanza por algun punto de nuestro globo a 1600 kilómetros por hora, tan sólo disponemos de 8
minutos pare disfrutar de este maravilloso espectáculo.
De ahí que la espectacularidad del suceso levantara todo tipo de sospechas en el pasado, para ellos eran realmente mensajes de Dios.
De ahí que la espectacularidad del suceso levantara todo tipo de sospechas en el pasado, para ellos eran realmente mensajes de Dios.
En2026 y 2027 tendremos grandes encuentros...
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