La pandemia
del coronavirus SARS cov2 ha desencadenado una crisis de consecuencias
impredecibles. Nos quieren hacer ver que estamos acercándonos a una situación
como la que vivimos entre los meses de Marzo, Abril y Mayo y no lo es ni por
asomo. Es cierto que tenemos muchísimos más casos detectados, un montón de
protocolos por doquier (más o menos efectivos), el número de muertos es muy
inferior, conocemos algo mejor como ataca el virus.
El problema
sigue siendo el mismo que ya detectamos y es el colapso de los servicios
médicos ante una pandemia en un sociedad del bienestar como la que nos hemos
dotado.
Por ahora la
victoria del diseño del virus es formidable, nos gana por goleada.
Prácticamente un año después de su aparición el virus demuestra que a cada
persona ataca diferente y la clave de la respuesta está en su sistema
inmunológico que reside en su ADN…, según el ADN de cada ser humano responderá
con más, menos, poca o ninguna virulencia a la presencia del virus en su
cuerpo.
Si señores
el ADN, la famosa hélice de la vida con la que ahora la ciencia se dedica a
jugar día si y día también. Hay un refrán que dice piensa mal y acertarás y en
esta pandemia pienso muy mal, ya tengo demasiados motivos para pensar que este
virus “se ha escapado de un laboratorio”
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