Como si de
una película se tratara estuve todo el domingo observando los acontecimientos
que se fueron produciendo a lo largo del día. El guion no pudo ser más perfecto
para los intereses del bando de la Generalitat de Catalunya.
Los días
previos fueron de una tensión creciente con las ocupaciones de las sedes
electorales que no permitieron cerrarlas tal y como era el mandato judicial. Lo
que hacía muy previsible lo que finalmente ocurrió.
A las 6 de
la mañana pocos centros electorales tenían las urnas, donde estaban?, las
guardaban los defensores del referéndum, gente de máxima confianza del Govern,
dígase ANC, PdCat, ERC, CUP, AMI, Omnium, Iglesias. Al grito de las urnas y con
aplausos entre las 6 y las 9:00h los defensores del referéndum abrían paso a
los tápers que contenía lo necesario para ejercer el voto. Quisiera decir este
punto que digo voto y no el derecho al voto, esta pequeña distinción muy importante
es para no olvidar que este referéndum se produce fuera de la legalidad y fruto
de un hartazgo de una parte de los catalanes que consideran que el gobierno de
España maltrata a la gente de aquí y que la única solución es marchar cuanto
antes mejor.
El cambio de
tablero a las 8:00h de la mañana con censo universal que permitía votar en
cualquier colegio electoral, fue un acierto que permitió neutralizar los
primeros ataques de las fuerzas de seguridad de la policía nacional y la
guardia civil, y no consiguieron el objetivo de no dejar votar a Puigdemont,
Junqueras…
El estado y
sus fuerzas de seguridad no tenían otra salida, dada la situación, no acertó
con las medidas de fuerza tomadas. Han agravado aún más la situación política,
pues si era un pic-nic o una butifarrada para qué los antidisturbios? para
parar un referéndum a todas luces no legal?
Todo y ser
audaz, loable y comprensible el intento de realizarlo, es probable que no se
hubiera llegado aquí si se hubiera hecho alta política y no tripijuegos por
parte de la Generalitat y del Gobierno del Estado en años anteriores, y vuelvo
a recordar a Montilla y a Maragall con la desafección de cierta parte de los
catalanes. La no política, la no acción y el desprecio nos han llevado hasta
aquí.
Ahora la
situación es muy delicada. Puigdemont llama a la mediación de la U. E. pero no
esperemos que Europa nos ayude, no lo harán. Los tiempos del movimiento
independentista son muy cortos, no está dispuesto a alargar, tienen prisa y la
proclamación de la república puede estar muy cerca y con consecuencias totalmente
imprevisibles en todos los aspectos, se abre un melón.
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