Es constante el
bombardeo de todo tipo al que nos vemos sometidos. Este ataque se realiza de
forma indiscriminada desde todos los frentes, en ambas direcciones y con todo
tipo de armamento. La guerra de la comunicación, desinformación o
incomunicación hace décadas que está abierta y las consecuencias están siendo
terribles.
Es sabido que para el
poder la desinformación y la publicidad han sido, y siguen siéndolo aunque en
menor medida, armas para someter, dirigir o engañar a la población gobernada.
Habremos de tener pues presente que esta arma también juega en la actualidad un
papel fundamental y decisivo, siendo a la vez bidireccional y necesaria en
todos los frentes.
La revolución de las
comunicaciones ha cambiado el paradigma. Así pues ahora no solo debemos preguntarnos
en que miente o para que miente, sino, y es lo más complicado, quién miente o quién
miente mas. Pero el asunto termina aquí, como veremos más adelante también y
muy especialmente a nosotros mismos.
De los derechos
humanos el de la libre expresión está recogido, ahora bien el derecho a recibir
comunicación e información veraz y objetiva no está recogido en la carta de los
derechos humanos.
Ciertamente, el
desamparo es enorme pues la manipulación y la parcialidad hacen acto de presencia
desde el inicio de los tiempos.
Curiosamente los
humanos después de nuestras primeras palabras cuando el infante ha adquirido
una mínima destreza en el lenguaje aparecen las mentiras y la manipulación para
obtener aquello que desean, lo que me lleva a pensar que forman parte de esa
naturaleza oscura que llevamos de fabrica el homo sapiens, y por tanto reclamo
el derecho a una comunicación e información veraz en la carta de los derechos
humanos.
En estos tiempos se ha
puesto de moda hablar de lo tóxico, parece que no nos damos cuenta y realmente
estamos intoxicados, y lo estamos hasta tal punto que necesitaríamos reiniciarnos
psicológicamente hablando . Tenemos enquistadas en nuestra mente parámetros, creencias,
códigos, relatos,… tan arraigadas que damos por verdad absoluta y que no nos
cuestionamos.
Este conglomerado
mental que se labra en los primeros años de vidas junto la información y
conocimientos que vamos acumulando y también ocasiones perdiendo o transformado
con el paso del tiempo, son las piezas necesarias que nos permiten generar
nuestros enunciados, juicios, es decir genera información.
Este proceso es trasladable a cualquier
agrupación humana, periódico, ministerio, gobierno... Dado que no nos es
posible reiniciarnos de forma no traumática y adquirir un nuevo sistema
operativo ante cualquier ente q produzca información, deberemos en primer lugar
a nosotros mismos, y examinar aquellos parámetros y creencias, códigos,
relatos, tan arraigadas de los q hemos hablado anteriormente y que colaboran en
la parcialidad de nuestra verdad
Así mismo ante la avalancha
informativa, publicitaria, ideas políticas,…debemos escuchar diversas opiniones
para poder formarnos nuestro relato de la forma más objetiva con datos e información
lo menos imparcial y subjetiva.
La tarea es ardua, y entiendo que
en muchas de las ocasiones para obtener una información objetiva y sincera, los
humanos optemos para la vía fácil. Pasar de aquello que nos preocupa, o meter
en el mismo saco, por ejemplo a todos los periódicos, periodistas, políticos,
empresas…o simplemente darle la espalda al problema, no afrontarlo, no luchar
en definitiva por descubrir la verdad.
A esta posición que adopta la mayoría
de la población ayuda una sociedad alocada, que va a una velocidad de vértigo y
que no digiere y procesa lo necesario, que devora en minutos noticias, resultados,
homicidios, asesinatos, accidentes, que no deja respirar por continuas
sacudidas de todo tipo, crisis, accidentes, independencia, recortes, corrupción,
obras.
Todo está entretejido y por algún
lado tendremos que empezar, Las pequeñas acciones de cada día estoy convencido
ayudarán a cambiar y todos deberíamos de sentir esa llamada.
Las grandes ocasiones marcan una dirección,
pero nunca el camino.
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